miércoles, 30 de noviembre de 2011

MIS DERECHOS COMO MUJER






“Mis derechos como mujer están vigentes las 24 horas de todos los días de mi vida”
El 25 de Noviembre es una fecha con la cual toda mujer debería estar comprometida, pero lastimosamente, no sucede así. Tiene mas entrega el día de las brujas que el día de la no violencia hacia la mujer.
Muchos dirán que, la primera fecha está cargada de malos recuerdos y dolor, mientras que la segunda, te invita a la diversión y al escape por unas horas. Seguramente, si, pero el simbolismo de las mascaras y disfraces, paradójicamente, hablan de una cruel realidad escondida, ignorada y minimizada, e incluso por las propias mujeres. Cuando te quitas la mascaras sigues en la misma realidad que no quieres ni te tomas la molestia de enfrentar.
El 25 de Noviembre es un día en el que Usted puede divertirse haciendo campaña en contra de este flagelo. La diferencia es que hace mas uso de su inteligencia y creatividad. He aquí algunas ideas:
1. Póngase la camiseta. Con algunos miembros de la familia, amigos o compañeros de trabajo, decoren cada uno su camiseta con imágenes o mensajes invitando a la mujer a una vida libre de Violencia y lúzcanla para ese día.
2. Proyecte una película en algún espacio y comenten sobre la temática de esta, y como se puede contribuir a combatir este flagelo, e incluso, ayudar a mujeres victimas.
3. Dependiendo de la población, se pueden hacer concursos de cuentos y dibujos.
4. Inventar poesías y coplas.
5. En una ocasión, un grupo de profesionales de una ciudad, se unieron para realizar un Tours visitando instituciones que atienden mujeres victimas de la violencia, les llevaban música, reflexiones y al final le orientaban sobre que acciones tomar en cada caso especifico. les brindaban apoyo jurídico, emocional y laboral.
6. Vístase ese día con los colores purpura y manifieste porque lo hace.
Y así sucesivamente, hay muchas formas de protestar divirtiéndose y sin perder la rigurosidad del objetivo.
Si alguien se atreve a decirte que estás loca, ignórala o ignóralo, sigue adelante. Son respuestas de victimas y victimarios que no están dispuestos a abandonar viejas estructuras, y el solo hecho de que haya esa reacción ya se ha tocado en ellos un efecto.
Este 25 de noviembre se llevó a cabo un acto cultural en una Institución con un componente significativo muy alto, en uno de los Municipios del Norte del Valle y cuya respuesta de las mujeres fue positiva y participativa. Ellas se pusieron la camiseta y dijeron ¡NO! a la Violencia ejercida sobre la mujer.
Fue un grano de arena puesta en esta inmensa labor, ya que inicia primero con la propia mujer, con los demás y con el medio.
Un día después, se publica el testimonio de una mujer muy fuerte de espíritu en un periódico virtual. Cuenta la forma en que muchas de nuestras mujeres en territorio Colombiano viven un infierno, que la gran mayoría no quieren ver, ni escuchar.
Cuando lo leí, no pude menos que llorar. Hay miles de mujeres Colombianas viviendo en campos de concentración con domicilio propio. Cínicamente ignoradas por un Estado y propuestas politiqueras que solo saben manipular la conciencia de los débiles y estimular el odio en aquellos que se creen dueños de los derechos de todos, pero que no hacen nada por nadie. Y mejor ni hablemos de los medios de comunicación, vendidos al mejor postor.
Estoy frustrada por la forma en que todo el mundo ignoro este día, e incluso, las mujeres ilusas que solo esperan que un hombre las salve. Sigan pensando en el cuento de hadas con el príncipe azul.
Mujeres mías, en este momento, me declaro FEMINISTA, porque de otra forma seria MACHISTA. El Feminismo no mata, ni viola mujeres, el Machismo, si.
Les invito a leer este reportaje a todas las mujeres que son madres y que oremos a Dios para que las futuras generaciones de ciudadanos Colombianos, vivan en hogares temerosos (No miedo) de Dios y llenos de amor y respeto. Cosas aberrantes, perversas y crueles pasan en este País con las mujeres. Somos un pueblo sin memoria y cucando recordemos sea para liberarnos del dolor, no para repetir. LEA ESTE REPORTAJE...
“”Una mujer, una campesina, una líder de la Asociación de Mujeres del Magdalena, se paró en frente de un auditorio de 300 personas. Sin timidez. Tenía en las manos un escrito que había preparado para ese día. Lo leyó con la voz quebrada mientras las lágrimas le resbalaban y se escondían en su blusa. Su testimonio inauguró la Semana por la Memoria y ayudó moldear el informe: “Mujeres que hacen historia. Tierra, Cuerpo y Política en el Caribe Colombiano”. Esto fue lo que contó.
“En el Magdalena a las madres las obligaban a buscar los cuerpos de sus hijos por días, los cadáveres que los paramilitares mataban y botaban lejos. A otras les ordenaban no darles sepultura. A las celosas les exigían barrer las calles a pleno sol. A las que eran habladoras las amarraban a un palo todo el día. A las que usaban faldas cortas les rapaban el pelo o les marcaban la piel. A las que acusaban de infidelidad las mataban. A las que señalaban de ser colaboradoras de la guerrilla las torturaban y las violaban, como trofeos de guerra. A las campesinas las mandaban a lavar la ropa y las botas ensangrentadas y les decían que tenían que cocinarles. ¿Quién les decía que no?
Vea la foto de dos de las mujeres de obreros y campesinos que secuestraban todas las noches y las llevaban a pernoctar con los paramilitares.
En Orihueca, por ejemplo, a las mujeres de los obreros y campesinos las secuestraban todas las noches y las llevaban a pernoctar con los paramilitares. Las montaban en las camionetas y luego se las repartían como quien reparte vacas. Y cuando no se movían o no se dejaban acariciar, por el asco que les producía, las torturaban con puñales, les laceraban el cuerpo. Las violaban en público y en plena calle del pueblo.
Está el caso de la mujer de Piñuela, a quien el asesino de su esposo la forzó a convivir con él en su propia casa. La forzó a cobrar la pensión de su esposo asesinado para gastarse la plata en parranda. Tuvo que parir el hijo de su victimario y fue presionada a ir con él al campamento en donde cometían crímenes. Un día, en medio del miedo, escapó como pudo y lo denunció.
También acosaban sexualmente a todas las niñas de los pueblos. En las escuelas, los chicos no se atrevían a enamorarlas porque ya tenían dueños. Como Silvia, que apenas con 13 años estaba destinada a ser mujer de varios paramilitares y no se les permitía a los chicos mirarla. Si lo hacían firmaban su sentencia de muerte.
No puedo olvidar −no borraré de mi memoria− a una niña de 12 años que fue llevada a empujones, llorando por el camino a pie que va a la finca La Guachatela, en la Sierra, en donde su padre negoció su castidad con el patrón, el mismo que compraba la virginidad de las niñas menores de 14 años en 5 millones de pesos. Cuando llegó la encerraron durante 15 días. A las afueras estaba rodeada por hombres armados. Daba gritos cuando el patrón se acercaba a besarla, cuando la tocaba con sus manos asesinas. Hoy cuenta con dolor que era un viejo de 60 años, y que a pesar del tiempo ella sigue sintiendo asco de su cuerpo, y no ha podido olvidar.
No es fácil contar estas historias. Las mujeres que se atrevieron a relatarlas son las valientes que vencieron el dolor y la vergüenza. Han resistido y siguen resistiendo porque en el Magdalena muchos actores armados siguen en el territorio. Son ellas quienes reclaman respeto, las que no quieren más violencia feudal, ni más patrones o caciques que prostituyan a las niñas. Las que quieren sentirse bellas y dignas, capaces de inventar, de conocer, de soñar con que el amor existe”.
En una ocasion alguien me dijo que en Colombia las personas no hemos entendido que hay que pedirle a Dios que rompa las cadenas de maldiciones ancestrales que nos atan. Sera? Pues lo intentare, quiero a mis hijos y nietos en un País libre de odio y sin derramamiento de sangre inocente, un País donde las personas no se odien.