sábado, 9 de julio de 2011

¿QUIEN ES DOLORES?



I
La mujer cuya fortaleza en años anteriores le ha abandonado un poco, quizás por la edad o el continuo trabajo en horas que debían merecer su descanso, ahora se levanta preocupada por un extraño ruido en medio de la noche, se asoma por la ventana del corredor para identificar su procedencia, percibe una sombra masculina que intenta abrir la reja que da a la calle, pero los arboles cubren gran parte de su corpulencia y no permiten una visión completa de los hechos.
Ella entra en pánico, intenta gritar pero solo logra esbozar desde su garganta un ruido gutural que no asustaría ni aun gato desnutrido, la sangre que recorre por su sistema nervioso parece estrellarse en sus sienes, generándole un terrible dolor de cabeza, siente nauseas y ganas de llorar, se acurruca al pie de la ventana mientras su corazón parece saltar de su pecho, intenta correr pero no puede, incluso rogar al intruso para que no la lastime ya que ella es una “pobre” mujer mayor, quien apenas inicia una nueva etapa en la vida, haberse jubilado.
Sus pensamientos son interrumpidos por ella misma quien regresa a su realidad inmediata, ahora, el sudor que recorre su cuerpo le hace recordar que no es la primera vez que experimenta tal respuesta emocional y física.
Desea urgentemente que alguien le ayude, no hay nadie mas en casa, sus hijos ya son adultos y forman parte de otra familia, no tiene empleados y desde hace tres años, vive sola, tampoco hay una mascota, pues el perro que dejaron sus hijos cuando se casaron murió de viejo hace un mes, ¿y el marido? El murió hace cuatro años antes de que se acabasen sus fuerzas soportándole. Contrario a lo que muchos creen, el que aguanta no es débil, es muy fuerte, solo que no sabe, o no quiere canalizar de una manera más saludable su resistencia.
Tiene miedo, pero su deseo de seguir viviendo le obliga a calmarse y a tomar una decisión, no quiere sentirse así nuevamente, además le han contado que a las mujeres mayores que viven solas les puede pasar cosas horribles, como robos, violaciones, y golpes. El pensar y recordar todo esto hace que la mujer encuentre su energía liberadora casi intacta, la pone en practica y automáticamente su estado catatónico desaparese, ahora sus piernas se aflojan, su respiración es más fluida y su corazón empieza a tranquilizarse. Corre a su habitación, busca entre sus ropas una prenda, ¿Cuál? Ni ella misma lo sabe, seguramente cuando toque la indicada lo sabrá. Por fin, debajo de un viejo abrigo hay una estola de color purpura, tira de ella y la amarra a su cuello intentando formar una capa, ahora, hecha mano de una de sus pantaletas desgastadas por el uso, pero muy cómodas, de esas a quien su marido solía llamarles muy enojado, “Mata pasiones” la amarra a su cabeza mientras corre desesperada buscando algo que le permita defenderse. “primero muerta antes que masacrada” piensa.
II
Regresa a la ventana y se da cuenta que el “matarife” aun no logra entrar a la casa, pues es sigiloso y no quiere alarmar a los vecinos, ella asegura el pantalón de su pijama y busca algún arma o cosa que se le parezca, pero no logra darle el atributo de tal cosa a algo. Decide regresar a la ventana, tiene esperanzas de que el sujeto se haya ido, pero no es así, todo empeora, el tipo logra darse cuenta que ella sabe de su presencia, y sacude la reja con mas fuerza, le sonríe maliciosamente e intenta subir por la misma reja. Esta actitud desafiante del maldito, molesta mas a la mujer, quien se siente ultrajada, ¿es que ella no le intimida en algo? Tan insignificante es que no logra amedrentar al sujeto? - Baja corriendo hacia la cocina y al pasar por la sala recuerda el sable de colección que tenia su esposo colgado decorando la pared, nunca antes pudo zafarlo, odiaba aquella prenda amada por el difunto, pero ahora, casi se desprendió sola. Debe intimidar a su agresor, de alguna manera siente que son todos sus miedos vividos desde la infancia personificados en el pícaro abusador de viejas.
- Ah maldito lo que te espera.
Es una nueva sensación liberado por su sistema límbico, el contacto con aquel objeto que antes le hacia sentir pánico y repudio, ahora la incita con coraje a hacer algunas rituales de karateca frente al espejo en la pared, es mas fuerte y decidida que la mujer maravilla y no necesita de súper héroes para estar a salvo, tampoco hay hijos pequeños a quien proteger, así que no habrá justificación alguna. Asegura puertas y espera a ver por donde entra el verdugo.
Como habría querido sentirse igualmente en algunas de esas etapas vividas anteriormente. No tiene miedo mas allá de lo que puede generarle el enfrentamiento con este energúmeno, ni siquiera intenta llamar a la policía, a un familiar, amigo o vecino. ¿Para qué? Solo estorbarían.
Ahora el hombre logra entrar hasta el jardín y de una patada voladora intenta romper el vidrio del ventanal en la sala, ella jira lentamente hasta quedar frente a frente, solo los separa el vidrio, este le muestra sus curtidos dientes emitiendo un gruñido que solo logra enojarla mas. La mujer le muestra el sable con sus nuevas posturas desafiantes, y le incita a tirar el vidrio. Este, se hincha de furia, hecha espuma por la boca y toma impulso para lograr hacer mejor impacto, pero oh, sorpresa, ella muy calmada abre la puerta mientras se dirige muy calma hasta el fondo de la habitacion a esperar que él entre, le da otra opción para que tenga más de donde elegir, es mejor así, ¿valla y se le pase el coraje esperando que logre tumbar el vidrio?
Es claro que no tiene un arma de fuego, de otra forma ya la hubiese usado desde el primer desafío que ella le hizo, quizás pensó que era pan comido la vieja. Pero ahora está parado en la puerta mirándole iracundo y a la vez sorprendido.
- ¿Estas loca? ¿Por qué me dejas entrar?
- ¡Que con la rabia que me has sacado te vuelvo mierda! porque siempre tuve miedo, siempre entraste fácilmente, ¿por qué ahora no? – ¡porque ahora seré yo quien te saque de mi vida!
No había terminado de decir aquello, cuando su pie derecho estaba golpeando sus genitales, seguido de un codazo derecho en su mandíbula que lo dejo sin aire.
- Escogiste mal momento, pagarás todos los sufrimientos que le permití a otros que me hicieran, todo lo que debí hacer y no hice, lo siento por ti y me alegro por mi. ¡¡Agarre bestia inmunda!! Mientras dos sonoras cachetadas silban por el aire.
- ¡Maldita tata coa, de razón vivís sola y seguro que nadie te quiere. Hasta mala pal catre serás…!
- Aaaah, siii?
Cual velocidad del sonido, el sable ya había cortado los pantalones del hombre cuyo miedo lo invadía aun mas, corre en busca de la salida con la vieja detrás por toda la casa pateando su trasero y gritando como loca. Incrementando más y más su coraje cada que el hombre intenta defenderse.
A estas alturas una de las vecinas ha escuchado ruidos poco comunes en dicha casa y le llama desde su ventana, sus gritos y ruidos de objetos rotos por toda la casa han logrado dar alarma.
- Dolores, dolores, está bien?
- Siii, más que nunca, estoy ejercitándome.
En su intento por no dar alarma, se asoma cada que pasa por una ventana, le sonríe y agitada sigue en su faena. Es como si su cuerpo tuviese el peso de una paloma, con la mayor destreza de un maestro del kung fu, hace uso de sus llaves y zancadillas, ya no hay dolor en las rodillas ni cansancio en sus músculos, mientras, el corpulento sujeto, ahora llora implorando ayuda y piedad. Nunca había visto una vieja tan decidida y enojada.
III
Para Dolores no fue tampoco tarea fácil, sintió por primera vez que el poder puede generar adicción, así hayas estado del otro lado e igualmente es un arma de doble filo. Debió escuchar su propia conciencia y ser empática con el sujeto para comprender. Fue así como logró escucharle y soltarle. Ahora ambos están cansados, ella lo arrastra de una pierna y lo saca a la calle, luego busca un cigarrillo para fumar mientras le observa como se arrastra en la huida. Sin buscar y sin querer inconscientemente empieza a tararear la letra de una canción que siempre escucho a su abuela materna.
Ayai, por Dios, ouuuu eeeeeeee
Yo ya me voyyy, ouuueeeee

Quitáte de mi escalera no me hagas oscuridad
Dejáme dentrar a otro que e tenga voluntad

A Sabino yo buscaba y Sabino no encontré
Hay Sabino de mi vida yo nunca te olvidare




Mientras piensa en tomar nuevas prevenciones, se dirige a su habitación a dormir, hacia mucho tiempo desde que era muy niña no tenia esa sensación de dormir sin culpas y sin preocupaciones que le quitaran el sueño. Estaba segura de que el hombre no regresaría, des ser así, se vería obligado a tomar medidas más nefastas para él. Pero, apenas ha logrado cerrar los ojos cuando un pinchazo de aguja en la nalga derecha le regresa a la vigilia nuevamente.
- Señora, hasta cuando piensa dormir? Sus hijos están aquí para visitarle.
Abre los ojos y ve una enfermera que le sonríe mientras le acomoda la sabana que la cubre. Detrás de ella están sus hijos, nueras, yernos y nietos.
- Hola mamá, llevas dos días durmiendo, te encontré en medio de un desastre, parecía que estabas en una despedida de solteras.
- Qué? Pero…
- Si, mamá te recogí inconsciente sobre tu cama y con una facha, e incluso tenias en la mano el sable de papá que siempre odiaste.
- La vecina dice que te vio haciendo aeróbicos hasta la madrugada. Replica uno de sus nietos.
- ¿Seguro? ¿No había sangre en las paredes, el pantalón de un hombre por allí, sillas tiradas, cortinas rotas…?
- No mamá, lo único raro es que; además de tu atuendo, te pusiste de capa una estola purpura que hacia muchos años no te la veía. Recuerdo que era muy niña, papá llego alcoholizado a casa, te pego, vino la vecina de al lado, te cubrió con ella y te llevamos al hospital, pensé que la habías quemado, aun tiene algunas manchas de tu sangre.
- ¿Seguro? (Sonríe). No creo que esa sea la razón para estar aquí.
- Bueno, inicialmente pensamos que estabas muy ebria y que el exceso de ejercicio te había hecho daño, aunque nunca te vimos borracha.
IV
Después de los arreglos en la clínica, Dolores llega a la casa junto con sus hijos y nietos, todo está en orden, sus hijos organizaron, pero ella sabe que no está loca y que no fue un sueño lo que vivió. Recorre hasta el último rincón buscando evidencias, como no encuentra rastros que le corroboren lo que vivió dos noches atrás, se sienta en el piso junto a su ventana y mentalmente intenta hacer un recorrido. Pues si, efectivamente, su primer pensamiento fue miedo a la soledad, quien la protegería? Recordó como el viento golpeo la reja del portón y sin mas, fue atacada por recuerdos similares en donde el padre de sus hijos, aquel hombre en cuya noche de bodas había jurado ante Dios “protegerla y cuidarla en las buenas y en las malas” solo era un héroe falso de un cuento de Hadas, en realidad las únicas sensaciones a su lado, eran de miedo, aburrimiento, desvalorización y angustia. Hubo un corto circuito a nivel de sus emociones, pensamientos y sensaciones que le obligaron a permanecer allí y enfrentar. Se dio cuenta que ahora no podía ni necesitaba buscar a otros para ponerlos de escudos protectores haciendo lo que a ella misma le correspondía. Su mente inconsciente la llevo a buscar aquellos símbolos permanentes de su dolor, el hombre, el sable, la estola, los pantalones y enfrentarles.
Aprendió que de alguna manera fue ella quien eligió esa vida desagradable y que no siempre habría en quien escudarse, eso solo eran paños de agua tibia. Esa angustia potencial por su nueva vida como jubilada, le llevo a descubrir aquella fuerza que ella misma se negó muchas veces para dar el poder a otros.
De alguna manera sabia que había luchado contra alguien que tenia forma humana, la que ella le había dado a un hombre, la familia y la sociedad. Era curioso, pero ahora sentía todo su ser libre y esa sensación era maravillosa, divina y placentera. Entró en llanto y lloró como nunca lo había hecho, gritó, bramó, rasgo sus ropas y culmino en la tasa del baño vomitando cantidades, sus hijos, nuera, yerno y nietos solo escuchaban sentados sagradamente en la sala, de alguna manera entendían por lo que estaba pasando. Pedro, su hijo mayor sube a su habitación sigilosamente, la recoge del piso y la recuesta sobre la cama mientras la abraza, no puede evitar llorar y besar su cabeza silenciosamente, fue él quien por ser el mayor vivió más tiempo su dolor y repitió el mismo ritual muchas veces.
- ¿Por qué mamá, si ya no está el monstruo?
- No, no es eso, es por la pena que siento de haber estado privada durante mucho tiempo de esta sensación liberadora tan agradable y de la que me prive de vivir mucho tiempo junto a ustedes cuando eran niños. Pude haberme liberado antes, enfrentar mis propios miedos y vencerlos.
FIN

3 comentarios:

  1. Para mis lectores, que no son muchos, este uno de mis cuentos sobre la resiliencia en la mujer que ha sido victima de la violencia conyugal. Aun le faltan correcciones pero quise compartirlo.

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  2. eso esta bien, lo mejor es compartirlo, eso nos sirve...

    www.zetta.com

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